La optimización de los procesos productivos lleva a las empresas, principalmente a las grandes compañías, a localizar en lugares diferentes las distintas fases de su actividad. Por ejemplo, es frecuente que las partes del proceso productivo más intensivas en trabajo se ubiquen en lugares con abundancia de mano de obra y/o menores costes laborales. Del mismo modo, las actividades donde el conocimiento o la creatividad juegan un papel clave se suelen localizar en grandes ciudades donde es posible aprovechar la abundancia de perfiles profesionales altamente especializados en diversos campos, así como la mayor capacidad creativa existente en estos entornos como consecuencia de las economías externas de aglomeración. Siguiendo esta lógica, el órgano de las empresas que tiende a concentrarse más intensamente en las principales metrópolis de cada país es su cabecera o sede central.
Como consecuencia de estos procesos de optimización en la localización de las actividades de la empresa puede ocurrir que la sede central de una firma se ubique en una gran metrópoli mientras que la actividad de I+D+i de esta se desarrolle en una ciudad media de una región periférica. Esta discrepancia no es una cuestión menor: toda la actividad de la empresa se computará a efectos estadísticos en el lugar donde se ubique su sede social (coincidente con la sede central), lo que incluye la inversión en I+D+i que la misma realice. Si la discrepancia entre la localización de los centros de investigación y las sedes sociales es un fenómeno frecuente puede distorsionar de modo relevante la información estadística sobre la distribución geográfica de la I+D+i, haciendo que en algunos territorios la actividad reportada en la información oficial agregada esté sobrevalorada mientras que en otros esté infravalorada.
El objetivo de este quinto informe de la Cátedra para el análisis de la innovación es estimar la relevancia que esta discrepancia entre la sede y el lugar en el que se realiza la I+D+i puede tener en las cifras reportadas en estadísticas oficiales agregadas. Llamaremos efecto sede al impacto que puede tener el fenómeno de concentración de sedes en grandes áreas aglomeradas sobre la asignación territorial de la inversión en I+D+i regional en las estadísticas oficiales agregadas.
Aunque se intuye que el impacto de este llamado efecto sede es relevante, dado que las estadísticas asignan la inversión en I+D+i al lugar donde se ubica la sede social de la empresa, en vez de donde se realizan las actividades de I+D+i, resulta muy difícil dar una medida concreta de su verdadera dimensión. Una de las pocas estadísticas oficiales que nos ofrece la posibilidad de dar una medida de la relevancia del efecto sede es el Panel de Innovación Tecnológica (PITEC) que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). El PITEC es una encuesta muy amplia diseñada para proporcionar información sobre la innovación tecnológica que realizan distintas empresas residentes en España. Mediante previa solicitud formal los investigadores pueden tener acceso a los microdatos de esta encuesta. A partir de esta información se ha podido deducir la dimensión del efecto sede en las regiones españolas. No obstante, la limitación que se tiene que asumir al usar esta base de datos es que el último año para el que se dispone de microdatos del PITEC es 2016. Todo el análisis se ve forzado, por lo tanto, a tener que trabajar con información de hace seis años. Hay que advertir, por lo tanto, que, aunque hemos constatado que el comportamiento de las variables es muy estable en el tiempo, es cierto que desde el 2020 han ocurrido cambios muy importantes tanto en el conjunto de la economía como en las políticas de I+D+i de algunas regiones, como el Principado de Asturias. Estos cambios recientes no estarían integrados en nuestro análisis, al estar forzosamente limitado a trabajar con datos de 2016.
Con esta limitación presente, se constata la existencia de un relevante efecto sede. Así, la inversión privada en I+D+i que recogen las estadísticas oficiales agregadas de la Comunidad de Madrid presentan una notable sobrevaloración. A pesar de la relevancia de la aglomeración urbana de Barcelona -comparable a la de Madrid-, el porcentaje de inversión en I+D+i que se ejecuta a lo largo de la geografía española pero que se computa estadísticamente en Cataluña por estar ubicada en esta región la sede central de la empresa es muy inferior al que se produce en torno a la Comunidad de Madrid. En los casos de Islas Baleares, Castilla la Mancha, Islas Canarias, Castilla y León y Andalucía se produce una infravaloración en las estadísticas oficiales agregadas de inversión privada en I+D+i realmente ejecutada en las mismas cercana al 50%. Por último, se observa que regiones como el País Vasco o La Rioja muestran una infravaloración en sus estadísticas oficiales agregadas más reducida que el resto.
Una vez identificada la infravaloración o sobrevaloración provocada por el efecto sede en cada territorio, se puede calcular cómo ello afecta al ranking de inversión en I+D+i de las regiones españolas. Existen tres tipos de regiones. En primer lugar, aquellas cuya posición relativa no cambia, como, por ejemplo, Cataluña, Comunidad de Madrid o País Vasco. Aunque disminuye el peso de su inversión en el contexto nacional continúan siendo las que más invierten en I+D+i. En segundo lugar, están las regiones en las que, aunque aumenta la inversión realizada en términos absolutos por la corrección del efecto sede, en términos relativos descienden posiciones en el ranking dado que su aumento es menor al de otras regiones con inversiones similares. Y, en tercer lugar, están las regiones que mejoran en la clasificación nacional tras corregir el efecto sede como ocurre, por ejemplo, en Islas Canarias o Andalucía.
Analizando el caso asturiano con mayor detalle se observa que el efecto sede en nuestra región y en el año 2016, con el que estamos limitados a trabajar, es reducido en comparación con otras regiones españolas. La infravaloración de las cifras de inversión en I+D+i ligadas al efecto sede en Asturias es un fenómeno muy concentrado en sectores principalmente industriales. La razón por la que la actividad investigadora se decide ubicar en Asturias, estando la sede central en otra región, es, en la mayoría de los casos, la presencia de actividad industrial en el Principado y la relevancia que seguramente tiene vincular la I+D+i al propio proceso productivo.