En los últimos años sector turístico está experimentando profundas transformaciones, tanto por el lado de la demanda como por el lado de la oferta. Por el lado de la demanda, al envejecimiento de la población europea, el crecimiento de la población mundial y el cambio climático se suma el papel más activo que ejercen los turistas en la confección de su paquete turístico, así como su menor valoración de la oferta tradicional; por el de la oferta, la transformación del sector aéreo y el auge de nuevos destinos, unido a las posibilidades abiertas por el uso generalizado de las nuevas tecnologías, ha intensificado la competencia. Todo ello está dando pie a un nuevo modelo, en el que el bienestar de la población, el efecto sobre el empleo y la sostenibilidad cobran protagonismo frente al viejo objetivo de mero incremento del número de visitantes. Ahí es donde la innovación juega un papel fundamental en la estrategia de modernización del sector, que ha de avanzar hacia un turismo inteligente, en el que la tecnología y la gobernanza se unen para favorecer la participación de los turistas y la gestión de la oferta, favoreciendo ganancias de competitividad.
El proyecto Destino Turístico Inteligente (DTI), liderado por SEGITTUR, pretende orientar la modernización del sector hacia un modelo más sostenible y competitivo, apoyándose en la innovación y la tecnología. Para ello, asesora y realiza diagnósticos de la situación y de los planes de actuación de los destinos que optan a convertirse en destinos inteligentes. Una vez un destino ha iniciado el proceso de evaluación, queda incluido en una Red que tiene como objetivo facilitar a los destinos interesados su conversión en destinos turísticos inteligentes a través de la generación de sinergias entre sus miembros. Creada en 2019, está formada por un total de 437 destinos (además de por 87 instituciones, 91 empresas y 3 observadores).
En este informe se ha tratado de ver cuál es la situación de Asturias dentro del contexto nacional tomando como referencia la figura del destino turístico inteligente. La acreditación de un destino como inteligente depende de su grado de cumplimiento de una serie de ítems agrupados en cuatro dimensiones: accesibilidad, innovación, sostenibilidad y digitalización. Siguiendo este modelo, y tras analizar un amplio conjunto de variables ligadas a estos cuatro aspectos, se identificaron aquellas capaces de explicar el fenómeno analizado. Según éstas, Asturias destaca entre las CC.AA. con mayor potencial para favorecer el desarrollo de destinos turísticos inteligentes dentro de su territorio; esto es, está en el grupo de regiones que disponen de un mejor punto de partida para avanzar hacia la transformación de un sector turístico tradicional en uno de vanguardia, capaz de afrontar con éxito las nuevas exigencias que se le plantean actualmente.
El buen resultado obtenido por Asturias en esta comparativa se debe, principalmente, a la dimensión de la sostenibilidad. Hay que tener en cuenta que Asturias tiene una actividad industrial destacable a nivel nacional, y que esta actividad descansa en mayor medida que en otros territorios en industria básica y contaminante. Por tanto, no es de extrañar que su esfuerzo en mitigar sus efectos negativos también sea notable y, por ello, despunte en esta dimensión. Asturias también destaca frente al resto de CC.AA. en los valores que registra en la variable porcentaje de empresas que analizaron Big Data, incluida en la dimensión digitalización (aunque está en el grupo de cola en lo que respecta a la variable porcentaje de empresas de servicios que utilizan medios sociales). Con relación a la accesibilidad, los valores no son aparentemente buenos. Esto se debe a que Asturias es una región pequeña que, además, ha atraído menos turismo que otras Comunidades y, por tanto, tiene menor capacidad hotelera. Pero esto no debe ser interpretado como un lastre porque, en un contexto como el actual, en el que la cantidad de visitantes está perdiendo peso frente a la calidad; en el que la congestión y la masificación se perciben cada vez más como un problema; y en una región en el que su belleza natural es uno de sus principales reclamos, se ha de ser particularmente cautelosos para no reproducir los errores cometidos al respecto en otros territorios, evitando apostar por el aumento de la capacidad de acogida como estrategia. De ahí la particular relevancia de la innovación, y la necesidad de situarla en el centro de toda iniciativa turística. En lo que respecta a las variables consideradas dentro de esta dimensión, Asturias está en una buena situación frente a la mayoría en cuanto al porcentaje de empresas que redujo el uso de energía o huella de carbono, así como en porcentaje de empresas que redujo la contaminación del aire, del agua, del suelo o acústica; no así en porcentaje de empresas que facilitó el reciclaje de productos después de su uso.
En definitiva, se puede concluir que el menor peso del turismo tradicional en la región facilita su adaptación a las nuevas circunstancias y exigencias del sector; esto es, que Asturias tiene mucho potencial para avanzar en la senda de la transformación de la actividad turística clásica hacia un modelo de turismo inteligente. De hecho, en la actualidad, es la Comunidad Autónoma uniprovincial con mayor número de destinos incluidos en la Red DTI (28), y cuenta con uno de los seis reconocidos a nivel nacional (Gijón).